El Gigante Aparente

Hace ya unos cuantos años conocí la obra de Michael Ende, el escritor.
Sus libros son un verdadero derroche de imaginación y los personajes, singulares.
De entre esos personajes singulares hay uno que siempre me ha fascinado.
Se trata de «el gigante aparente».
Sale en el primer libro que escribió Ende, «Jim Botón y Lucas el maquinista».
Este libro narra las aventuras de Lucas y Jim para salvar a Li si, hija del emperador de China, prisionera de un dragón, la señora Maldiente.
Atravesando el desierto los protagonistas conocen al gigante aparente.

No es un gigante de verdad. Se trata de un hombre como todos los demás y con una estatura normal.
Sin embargo tiene una característica que lo hace especial.
Cualquiera que esté viendo a una persona cuando se aleja, la ve empequeñecerse al ir aumentado la distancia entre ellos.
Precisamente la peculiaridad del gigante aparente es que le ocurre lo contrario.
A medida que se va alejando, en lugar de aparecer a los ojos del espectador cada vez mas pequeño, va haciéndose mas grande.
A la distancia en la que una persona normal aparecería como un punto, el gigante aparente se vería del tamaño de un rascacielos.
Por eso está condenado a la soledad en el oasis en el que vive, porqué nadie se atreve a acercarse.
Por suerte, Jim y Lucas, venciendo el miedo, se acercan y comprueban que al ir hacia él, va reduciéndose su tamaño hasta alcanzar una estatura normal, cuando se encuentran a un par de metros.

A lo que iba.
Siempre me ha parecido que la multinacional en la que trabajo se parece mucho a mi amigo el gigante aparente.
Se trata de una multinacional conocida en el mundo. Mencionas su nombre y la gente te mira con asombro y te pregunta:
– ¿De verdad trabajas allí?.
Pienso que es una empresa con un buen nombre y prestigio ganado durante las primeras tres cuartas partes del siglo pasado. Nombre que creó una confianza por parte de los clientes.
Sin embargo, creo, hoy en día es como el gigante aparente.
Desde lejos parece una gran empresa.
Luego, cuando te vas acercando, vas viendo como se va reduciendo en tamaño, va perdiendo su grandeza.
Mi opinión – y no es mas que mi opinión – es que, con los años se ha ido degradando.
Antiguamente esta empresa era consciente de que una de sus funciones es cumplir con la labor social que le corresponde.
Eran conscientes de que, además de ganar dinero, toda empresa ha de cuidar de su personal.
Y lo hacían, poniendo guarderías en muchos centros, poniendo autocares para llevar y traer al personal, no cerrando fábricas deficitarias para no perjudicar a pueblos enteros que dependían de éstas…
Ahora, parece, ya solamente le interesan los beneficios.
Todo lo demás les importa un bledo.Se cortan amarras con todo lo que es deficitario, se cierran guarderías, se cierran fábricas, se recortan ayudas sociales…
Guardan – eso si – las apariencias e incluso consiguen algún que otro premio que alguna entidad concede a las empresas que invierten algo de dinero en ventajas sociales.

Pero no se ocupan realmente de su personal. Los distintos encargados de Relaciones Humanas ya no intentan saber como está el personal, qué inquietudes tiene, sus problemas…
Por eso cada año va aumentando la apatía de los empleados.
El absentismo laboral actual es un indicativo.
Indicativo de la falta de motivación, del nulo interés que tienen muchos jefes por sus subordinados, de la existencia de mobbing en algunos departamentos.

La empresa intenta paliar esa apatía a base propaganda interna. Intentando convencernos que el proceso de globalización nos irá de maravilla y facilitará nuestro trabajo.
Incluso se nos machaca con anuncios internos sobre el bienestar que produce la buena alimentación: la empresa – algo así como tu segunda madre – se preocupa por tu salud.
Pero, ¿a quien le importa que le faciliten su trabajo si luego nadie te lo considera, nadie te lo valora?.
¿De qué te sirve asistir a cursos promovidos por la empresa si luego tu jefe impide que promociones o cambies de departamento?.
¿Por qué existe personal al que apenas se da trabajo y se les tiene marginados de algunos proyectos para los que están capacitados?.
Es eso lo que la empresa tiene que cuidar, si quiere dejar de ser un gigante aparente. Involucrarse con la sociedad y ser consciente de su papel en la misma.
Crearse unos valores morales y hacerlos cumplir.
Existe ya un documento de la multinacional que se llama «Principios Corporativos Empresariales». En este documento se habla de tratar a todos los empleados con respeto y dignidad, y no tolerar ninguna forma de mobbing, acoso o abuso (sic).
Sólo hay que velar para que se cumplan esos principios.

Quisiera aprovechar este escrito para contestar a una pregunta que se me ha hecho con frecuencia: la intencionalidad de este Blog.
La verdad es que no me inspiro por ningún sentimiento de rencor hacia nadie.
Mi vida laboral ha sido como ha sido porqué tenía que aprender algo. Quizás a vencer el miedo, a afrontar el acoso, a intentar cambiar aquello que no me gusta…
¿Qué es lo que me gustaría conseguir con estos escritos?.
Simplemente me gustaría poder decir con orgullo que trabajo en la multinacional.
Decir que tal vez no sea la multinacional que mas dinero gane, pero si aquella en la que su personal disfruta trabajando, sintiendo que aporta mucho y que da lo mejor de si mismo.

Sin embargo, creo, no es una labor que pueda conseguir una persona en solitario. Tendría que haber muchas mas voces. Me consta que hay otras personas que aspiran a algo mejor. Muchos me lo han dicho, de palabra o por correo. Sin embargo pocos se han atrevido a dejar un mensaje aquí. Y eso que se puede poner aquí una opinión de forma anónima. Cuando alguien tiene una familia y una serie de gastos de los que depende, no quiere complicarse la vida. Existe miedo.
Pero hemos de tener claro que la empresa la hacemos nosotros. Si no nos gusta es por nuestra culpa. No vale criticar sin mover un dedo para cambiar lo que criticamos. Tenemos lo que nos merecemos.

Me falta por contar el final de nuestro gigante aparente.
Acabó siendo el farero y el faro en la isla de los protagonistas. Cada noche encendía su candil y se ponía de pie en la cima de la montaña. Los barcos lo veían desde muy lejos y así no chocaban con los arrecifes.
Continuando con los paralelismos, sería hermoso – pienso – trabajar en una empresa que hiciera de faro de las demás. De ejemplo, de guía.

Xesco

Conozco a Xesco desde que su empresa fue absorbida por la multinacional y éste entró a trabajar en el departamento.
Como todos nosotros, vivió nuestro “maravilloso” ambiente de trabajo.
Al cabo de unos años, aprovechó una purga (restructuración), se acogió a la oferta económica que le hicieron y se marchó de la empresa.
Sin embargo seguimos en contacto. Nos vemos todas las semanas, ya que compartimos nuestra afición por el tiro al arco.
Xesco es una persona tranquila. Con esa sabiduría que te da la vida, la lectura y la gente. Es de esas personas que carecen totalmente de malicia. Es todo bondad. Le gusta la leer cualquier libro que tenga “contenido”. Disfruta también de la música, ya sea clásica o moderna. Toca la guitarra de maravilla y ha formado parte de diversos grupos musicales. Le gusta la informática y cuando dejó la empresa estuvo dando cursos a particulares.
Le fascina la fotografía. Y el cine de calidad.
También es un buen profesor de Tai Chi; durante años ha estado dado clases y uno de sus alumnos he sido yo mismo.
Hoy en día trabaja de conserje en el polideportivo de un pueblo cercano.
Los domingos y algún que otro sábado quedamos por la mañana para ir a hacer tiro al arco.
Nos encontramos en un bar próximo al club de tiro y desayunamos.
Luego nos dirigimos al club y, tras un breve entrenamiento, hacemos nuestro recorrido por el circuito de dianas volumétricas.
Se trata de un recorrido por la montaña, de unos cinco quilómetros, en los que, a medida que uno avanza, se va encontrando réplicas de animales, a las que hemos de disparar manteniendo el pie en unas piquetas de madera clavadas en el suelo. Disparamos a animales que están más ó menos cerca, arriba o abajo, lo cual suele dificultar el disparo.
Luego, al acabar el recorrido, sobre todo en verano, vamos al bar a tomarnos una cerveza, que despachamos en la terraza del mismo.
Allí, sentados en la sombra, nos concentramos en el primer trago de cerveza que estamos apunto de dar. Se trata de un momento mágico. Nuestro cuerpo lleva rato suplicando líquido, ya que acabamos de estar hora y media a pleno sol, subiendo y bajando por el monte.
Sudados y cansados, miramos la botella de cerveza y empezamos a sentir mentalmente la entrada del líquido frío en nuestra boca, anticipándonos a los hechos.
Luego acercamos la botella a la boca y vertemos el preciado líquido en ella, dejando que se esparza por toda la cavidad bucal, sin tragar todavía.
Luego, cuando está toda la boca llena, cerramos los ojos y tragamos, sintiendo cómo baja el líquido refrescante por nuestro cuerpo…
Sublime.
Después, ya superada la magia del primer trago, charlamos tranquilamente mientras vamos bebiendo el resto de la botella.
Xesco es de esas personas con las que se puede hablar de todo. Muchas veces me pregunta por sus antiguos compañeros de trabajo. Incluso por el jefe.
Hoy me ha hecho un comentario:
– ¿Sabes?. Por primera vez en la vida estoy yendo al trabajo con alegría. Mi jefa es una persona que se interesa por mi, que me pregunta cómo estoy, si me siento bien con lo que hago. Incluso si le pido alguna cosa que me ayude a realizar mi trabajo, me la consigue de inmediato.
– Además – sigue diciendo –, el ambiente con mis compañeros es inmejorable. Trabajamos a turnos y sabemos que lo que dejemos por hacer lo hará el que llegue después. Pues nunca ha ocurrido. Incluso hacemos mas de lo que nos corresponde para que el siguiente no tenga que hacerlo. Es fantástico.
Toma un trago y continúa.
– Tiene gracia pero ahora puedo darme cuenta de que los años que estuve puteado en la multinacional me sirvieron para algo. Se trataba de una lección que tenía que aprender. Tenía que conocer primero lo malo para poder ser capaz luego de apreciar lo bueno. Es posible que sin esos años tan duros, ahora sería incapaz de valorar lo que tengo. Posiblemente me pasaría desapercibido.

Sin comentarios…