Querido Papá.
Así que ya podrás contestarme los mails.
Si te animas, claro.
Porqué, honestamente, no sé a que tienes miedo, Papá. No soy un monstruo que te va a comer, mi nada parecido…
Sólo soy una mujer usando su derecho de libre expresión…
Porqué existe y me encanta usarlo. Sabes que con lo que digo voy y que no me callo nada.
Sabes que también me retengo, hay cosas que callo, por no herir.
Pero más allá de la libre expresión, todavía me falta aprender que hay gente que no está preparada para recibir cierto tipo de palabras.
No hablo por los demás, todas son ideas propias, nadie me seca la mente.
Yo soy tu hija y hay algo que siempre voy a tener muy claro.
Una vez me dijiste: “padres puede haber muchos, madres solamente una”.
Hoy no te siento un padre.
Un padre escucha, aconseja, tiene palabras para cada momento, sabe controlar cualquier situación.
Sé que siempre intestaste ser el mejor padre, pero ¿por qué nunca supiste hacer la parte más hermosa?.
Un buen padre no es aquel que se desvive por sus hijos, trabajando dieciséis horas diarias para que tengan qué comer. Es meritorio, por supuesto.
Pero a mi, los billetes no me abrazan, no me secan las lágrimas cuando estoy triste, no me provocan una sonrisa con unas dulces palabras.
Tu dinero no me interesa. Puedes tener nueve coches más, cinco casas, miles de viajes.
Lo único que quiero de ti es un “te quiero” diario, un consejo, unas palabras.
¿Qué cuesta eso?.
Nada.
¡Y vale oro!.
Sentirme esquivada por ti, es horripilante, lo más bajo que has podido hacer conmigo. ¿Qué temes que te diga?.
Cuando llamas por teléfono empiezas hablando con alguien de casa y cuando me toca a mi hablar, tienes siempre una excusa para cortar la llamada.
Puta casualidad del destino que siempre tienes una llamada del ingeniero, del contable, la perra que se meó en el parquet, ó el perro del vecino que se está «moviendo» a tu perra en la calle.
Siempre te “salva la campana”.
A mi me chupa un huevo lo que esté pasando a mi alrededor, cuando me llamas, o son mis hermanos quienes lo hacen.
Se me para el mundo, cuando hablo con mi familia. La llamada en espera no existe, las ganas de mear tampoco, ni el timbre, ni nada.
¿Qué ganas con tus excusas?.
Pero te felicito igualmente.
Te ganaste el mejor premio del mundo.
¡A mi!.
Pero no mi persona.
Te ganaste mi cansancio, mi bajada de brazos, mis ganas de no luchar más.
Te ganaste todo eso, que ni tu sabes qué es.
Lo mejor que pudiste ganar, fue perderme.
Has perdido una hija. Una hija que tenía a su padre en lo más alto y que cayó a lo más bajo. Me he cansado de llorar por ti. Estoy cansada de echarme la culpa de lo del viaje a México, a tu boda y más, a sabiendas de que solamente dije que hace mucho tiempo, se me hizo extraño que mi padre se casara con otra mujer, pero la acepté y me encantaba para ti.
De la misma manera que a ti te parecía extraño que tu hija, la princesita, dejara de ser una niña y se convirtiera en una mujer con novio y encima con relaciones sexuales.
¿Qué vas a hacer?.
¡Basta de hacerte la víctima!.
¿Te vas a emborrachar?.
¿Vas a escuchar música con tu vaso de whisky?.
¿Vas a ser cobarde, para variar?.
¿Por qué, por una vez en la vida no te pones los huevos y me hablas?.
Eso es lo que quisiera. Simplemente.
Que me hables.
Pero no.
Como siempre, no.
Te quiero, papá.
Alejandra
No suelo dejar comentarios en mis escritos, pero éste lo merece. El texto no es mío, aunque lo he pulido, intentando mantener su espíritu. Quizás porqué me transporta a la infancia y me hace revivir silencios que también sufrí, me es difícil impedir que asome una lagrima, cuando lo leo.
Quizás mi gran problema como padre, Sil, Rossana, es precisamente algo que le dije a Ana.>Somos iguales hijos y padres. Yo no me siento demasiado diferente a mis hijas.>Mi mente es igual que era cuando tenía la edad de mis hijas.>Un padre no hace un curso de capacitación. Actúa con una única referencia: la experiencia.>Y el respeto. Porqué se trata de que nuestros hijos actúen en base a la libertad y hay que respetar esa libertad que ellos tienen.>Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.>Un abrazo.>> Luis
Luis, aunque Alejandra no sea tu hija, creo que este fue un tema en el que mostraste el alma y las dudas que todos los padres tenemos con respecto a nuestras formas de ser padres o madres. Esas dudas son esenciales a la condición de buen padre. Y hacemos todo lo que podemos, pero siempre dudamos y eso es buena señal. Todos los que venimos aquí sabemos qué clase de persona sos, porque mostrás siempre una enorme preocupación por ser cada vez más humano, más digno, mejor persona. Así que, un gran abrazo a Luis, el amigo y el padre.
Los hijos cuando se convierten en padres se dan cuenta de sus errores.
Es muy tierno lo que le decis a tu hija.
Luis Querido!! Sinceramente la publicación de este mail (con arreglos o sin ellos) ha provocado un terremoto interior. Cuando somos hijos muhcas veces no comprendemos la dificil tarea de ser «PADRES y MADRES». Solo cuando pasamos al otro bando nos damos cuenta de nuestros padres mueren de amor por nosotros, que no siempre un silencio significa «no te quiero», que la impotencia es un sentimiento recurrente porque interiormente queremos resolverles la vida para que salgan ilesos.Mientras somos hijos, solo reclamamos y a veces con tremenda justicia, un poco de atención, de contención y de amor.A Alejandra me gustaría decirle que… Read more »
Por lo menos tenemos la suerte de que, en realidad, salvo excepciones, todos somos buenas personas, capaces de darnos cuenta de las cosas.>Supongo que la adolescencia es una enfermedad que ataca por igual a padres he hijos.>De ahí los problemas.>Creo que tenemos dos lenguajes: el directo, de nuestros hijos y el diplomático, el de los padres, cargado de eufemismos que no sirven si no para marear la perdiz y evitar entrar en determinados temas.>Sospecho que ninguno de los dos lenguajes utiliza el corazón y de ahí los problemas. >¿Estoy en lo cierto?.
…Hay veces que las personas necesitan un llamado de atencion para reaccionar… Puede ser de diversas maneras… Lo puedes hacer con un grito, con una bofetada… el fin justifica los medios…y el mio lo justifico! No me arrepiento de mi escrito, ya que ambos nos dimos cuanta de nuestros errores…Ya que no hay que dejarle todo al otro, nosotros tambien tenemos nuestro granito de defecto.Hoy no soy del todo feliz, pero todo va bien encaminado..creo qe de a poco las cosas se arreglan…Siempre puede haber una sonrisa despues de el peor dia del mundo!!No somos perfectos!! Ni yo se como… Read more »
muy duro de roer este relato…lo senti muy pofundo…muchos padre se equivocan..pero al reconocer sus errores y cambiar actitudes…ese cambio despues yla reconciliacion que atrae el mismo es muy reconfortable….a mi me paso de que mucho tiempo estuve sin decirle a mi padre que lo amaba….aunque simepre lo adore…y lo admire con locura…nunca se lo habi adicho…o sea en mi caso un poco al reves..pero lugo u dia zas…se me paso la dureza esa….que traia encima…ese temperamento congenito…se me fu y las cosas cambiaron..y en el hoy no puedo vivir sin decirle lo mucho que lo quiero….>besines….
Cuando estaba leyendo el escrito me estaba sintiendo muy identificada con Alejandra, o Sani..«Has perdido una hija. Una hija que tenía a su padre en lo más alto y que cayó a lo más bajo. Me he cansado de llorar por ti»pensaba decirte a eso, que en mi caso, estaba llegando a ese punto.Pero que tu entiendas que me puedo sentir identificada con ella, que te acuerdes de mi, me nombres en el blog, que me digas que me quieres, me da fuerzas para seguir luchando por recuperarte.Gracias papi.No tienes ni idea de lo importante que eres para mi y… Read more »
Querido Amigo: Creo que Sophie, en pocas palabras, hizo el comentario que tu excelentísimo post, sin duda uno de los mejores, merece.>>«me ayuda en lo que puede y me aconseja en lo que sabe y cuando no puede hacer ninguna de las dos cosas me da su apoyo» es más que palabras, es un homenaje.>>Yo no puedo opinar, fuí Alejandra con sus puntos y comas.>>Te abrazo con todo cariño y felicito estas letras.>Por cierto, también a Ana, quien seguro tiene por muy sabido tus pensamientos.
Luis, nadie nace con un manual de instrucciones en el que estén los capítulos «cómo ser buen padre» ni «cómo ser buen hijo», pero sí nacemos con sentido común y con un corazón que no se limita a bombear sangre. Me ha llegado al alma el texto, en ese sentido he tenido la suerte de contar con un padre que me ayuda en lo que puede y me aconseja en lo que sabe y cuando no puede hacer ninguna de las dos cosas me da su apoyo. Y eso no tiene precio.