Conversaciones en el hoyo 19: élites

— ¿Cómo os va con el vecino “deportista”?—preguntó Juan a Santiago.
— Querrás decir “deportista de élite”—contestó éste—.Así es como se considera él. Lo cual le capacita para estar por encima de la ley. El ayuntamiento lo sancionó y él ha presentado un recurso contencioso administrativo en el que declara que por ser un “deportista de élite” necesita de los cacharros que ha puesto en su jardín y que el ayuntamiento le ordenaba retirar, alegando incluso que no ha perjudicado a ningún vecino. Cuatro comunidades de vecinos nos hemos personado en la causa, como perjudicados, lo cual invalida su alegación. Eso por un lado. Por el otro las cuatro comunidades le hemos puesto una querella por tener ocupada la servidumbre de paso, que es imprescindible para hacer reparaciones en el edificio.
—Es curioso como ha cambiado el mundo—opinó Inés—. Antes, para ser alguien relevante, tenías que ayudar al rey en alguna guerra. Hoy en día basta con ser campeón de algún deporte, hijo ó nieto de alguna folclórica, un influencer, un empresario, un presentador de televisión, un opinador, un político, un juez…
—Eso nos lo ha dado la globalización e Internet. Subes vídeos a Internet y si logras audiencia, pasas a ser “alguien”—apuntó Pascual.


—¡Que pena de mundo!—suspiró Juan—. Porqué luego esa gentuza actúa como si estuviera por encima de la ley. Tienen un ego desmesurado y se creen superiores.
—Así nos va a los vecinos del “deportista de élite”—dijo riendo Santiago.—Tener que gastar dinero en los juzgados para conseguir que nuestro vecino cumpla la ley. Suponiendo que nos toque un juez decente, nunca se sabe. Cuando veo ese especie de carnaval en un juzgado, donde los jueces, abogados y procuradores salen disfrazados con sus togas, tengo la sensación de estar asistiendo a una obra de teatro.
—Uh. Si hablamos de teatro, siempre he pensado que los políticos no son más que unos actores que se dedican a escenificar algo en lo que ni ellos creen—dijo Pascual—. En realidad no son ellos los que gobiernan el país. Son los de clase alta y las multinacionales (otros que están por encima de la ley) los que toman las decisiones. Los políticos se limitan a actuar como si fueran ellos los que tienen el poder y hacen como que se preocupan del pueblo. Todo es teatro. Esas broncas que hay en el parlamento, esas elecciones que tienen muy poco de democráticas y que no sirven para nada, esa prensa que les sigue el juego y nos intentan convencer de que las actuaciones de los políticos son “de verdad” y no una escenificación…


—Por cierto, es alucinante lo de hoy en el campo de golf—dijo Santiago—. Ese grupo que teníamos delante que no nos dejaba pasar, a pesar de que jugaban cada hoyo varias veces, repitiendo golpes.
—Tiene una cierta lógica—explicó Juan—. Mañana hay competición y esa gente estaba entrenando. Supongo que eran “deportistas de élite” preparándose para el torneo. Lo que significa que están a otro nivel. Son ellos y nadie más. Los demás que se fastidien. Egoísmo en estado puro. Y el marshall estaba de su lado, a pesar de nuestras protestas. Yo voy a redactar una protesta dejándoles claro que no voy a volver a jugar en ese campo.
—Me parece una gran idea—aplaudió Inés.
—Y a mi—dijo Santiago.
—Secundo la moción—dijo riendo Pascual.