Vae Victis (¡Ay de los vencidos!). Fue pronunciada por el jefe galo Breno que había sitiado y vencido a la ciudad de Roma.
“No admitimos las críticas de Amnistía Internacional, ya que Estados Unidos es un destacado defensor de la protección de los derechos humanos y continuaremos siéndolo (…) La guerra contra el terrorismo ha tenido como resultado la liberación de 50 millones de personas en Afganistán e Irak, así como la protección de sus derechos«.
Scott McClellan, portavoz de la Casa Blanca, 2004, tras la presentación del Informe Anual en el que se acusa a EEUU de mantener una política exterior sin principios y de hacer del mundo un lugar más peligroso, con motivo de la “guerra contra el terror”.
– Y es así, ¿no?.
– Estáis muy equivocados.
Algunas veces se sorprende uno de las conversaciones que pueden escucharse en un tren de cercanías.
Cuando me senté en el único asiento libre del vagón, descubrí que allí tenía lugar una conversación entre un chico de unos veintitantos años y un hombre, de apariencia árabe, que hablaba bastante correctamente nuestro idioma.
– ¿Equivocados – preguntó el chico – . ¿En qué?.
– ¿No te parece raro que siga habiendo matanzas en el país?. Hay muchos movimientos terroristas en contra de los ejércitos invasores.
– Si. Pero ese terrorismo es por conflictos étnicos.
– En parte. El problema es bastante más grave. No se han limitado los norteamericanos a apropiarse de los pozos de petróleo. Su intervención ha llegado mucho más lejos.
– ¿Por ejemplo?.
– Te pondré un ejemplo. ¿Cómo crees que trabaja un agricultor sus campos?. Supongo es fácil darse cuenta de que siembra, riega y abona el sembrado y lo recolecta. ¿No?.
– Si.
– Para la cosecha del año siguiente, ¿qué hacen los campesinos?. Lo habitual es guardar parte del grano de la cosecha, para utilizarlo como semilla en la próxima siembra.
– Es lo lógico.
– Pues bien. En Irak, durante la ocupación de los americanos, éstos promulgaron 100 órdenes que debían cumplirse, incluso después de la transferencia de poderes que se hizo para que el país recuperara su soberanía. Órdenes que tenían rango de leyes en el país. Órdenes sobre patentes, diseño Industrial, variedades de plantas…
– ¿Y qué tiene eso que ver con los campesinos?.
– A eso iba. Hoy en día los campesinos ya no pueden seguir cultivando tal como habían hecho durante siglos. Ahora está prohibido guardar las semillas de una cosecha para cultivarlas para la siguiente cosecha.
– ¿Y cómo lo hacen ahora?.
– En nombre de la «reconstrucción de Irak» son las multinacionales las que suministran las semillas que, por cierto son propiedad de estas empresas, por lo cual los agricultores no pueden guardarlas para posteriores cosechas. Les quitaron el derecho de propiedad de las semillas, obligándoles a utilizar las de Monsanto, Bayer, Syngenta y otras más, incluso fomentando el uso de semillas transgénicas. En todos los países existe un derecho que es fundamental. Algo así como la soberanía alimentaria, por la cual es el propio país quien decide qué comer, qué cultivar. Nosotros no lo tenemos.
– Me dejas de piedra.
– Ya ves. Y te podría poner muchos otros ejemplos…
Llegué a mi destino y me levanté. En la plataforma, mientras esperaba a que el tren frenara del todo, todavía pude escuchar a aquel hombre iraquí:
– Menos mal que nos iban a traer la democracia y la libertad…
Mientras caminaba por el andén pensé que no podía estar más de acuerdo con aquella frase.