La llamada intempestiva

Ring, ring.
– La Innombrable le desea buenas tardes. Le habla David. ¿Dígame?.
– Hola. Soy el director general. Estoy en el aeropuerto y tengo un problema. Me han robado el portátil. Necesito me lo solucionen antes de dos horas.
– No se preocupe. Se lo vamos a solucionar.
– Gracias. Espero noticias. Adiós.
David alargó la mano y acercó un papel en el que figuraban los teléfonos del personal del departamento.
Buscó el número de teléfono del primer nombre de la lista y lo marcó en su terminal.
– Si. Dígame.
– Hola. Soy David.
– Dime, ¿qué pasa para que me llames a casa?.
– Resulta que al director, que está en el aeropuerto, le han robado el portátil.
– Pues que ponga una denuncia en la policía.
– Necesita otro portátil con sus datos.
– Pues a mi que me registren. Yo no tengo ninguno. Además, desde que no me promocionaron, la verdad es que este tema me importa un bledo. Llama a otro. Adiós.
David marcó el siguiente teléfono, el de la jefa.
– Mejor llama a Fernández. Él sabrá que hacer. Si no lo encuentras llama a Gaspar.
– Gaspar ya me ha dicho que no puede hacer nada.
– Pues prueba con Fernández.
Diez minutos más tarde.
– Hola. ¿Ya está solucionado? – preguntó la jefa.
– No. No he conseguido que me contestara el teléfono.
– Entonces llama a Eduardo. Es el que menos quisiera que se ocupara de esto, pero no queda nadie más.
– ¿Por qué no le gusta que sea Eduardo quien solucione este tema?.
– Porqué es un tipo anárquico. Se salta las normas a la torera, tiene ideas propias y no las oculta.
– Entonces, ¿lo llamo?.
– Si. Es el único capaz de resolver este marrón. Dime algo cuando hayas hablado con él.

***

– ¡Piuuuuu!. Solicito permiso para entrar en cámara de compresión.
– ¡Maldita sea Eduardo!. ¡Que estamos haciendo el amor!. ¿Quieres de dejarte de juegos?. ¡Permiso concedido!.

– Eduardo. Ya estás en la cámara de compresión. Ahora, ¿te importaría moverte un poco?. ¡Me tienes a cien con tus juegos, cabrón!.
– Ah. Es verdad. Lo había olvidado. Me pongo en ello. ¿Así?.
– Siiiiiiii. ¡Oh!, ¡ah!.
– No te noto muy comunicativa…
– ¡Calla y no pares!.

¡Ring! ¡Ring!.
– ¡Ni caso!. ¿Oyes?. ¡Ni caso!. ¿Qué haces?. ¡No contestes el teléfono!.
– Es del trabajo. No tengo más remedio – estiró el brazo, cogió el móvil y pulsó el botón «contestar» -. Si. Soy Eduardo. Dime David – pasaron dos minutos -. OK. Voy inmediatamente.
Colgó el teléfono y la miró a los ojos.
– Lo siento. Es un código rojo. He de dejarte – saltó de la cama y empezó a vestirse -. Le han robado el portátil al director en el aeropuerto y en una hora sale su avión. Si no lo recupera no podrá hacer el viaje. Lleva todo en su disco duro.
Se acercó a la cama y dió un beso a la chica.
– Espérame. No tardaré.
– ¿No hay nadie en quien puedas delegarlo?.
– Claro que si. Pero conociéndolos como los conozco, el director perdería su avión. Hasta ahora.

Regresó al cabo de una hora y media. Entró en la habitación. Sonrió cuando comprobó que le estaba esperando despierta. Empezó a desnudarse.
– ¿Todo arreglado?.
– Todo arreglado. El pájaro ya vuela. Me he esperado para verlo partir.
– ¿Has recuperado su ordenador?.
– No, pero no me preocupa. Todos los datos estaban encriptados. Le he dado otro ordenador.
– ¿Y sus documentos?.
– Siempre tiene una copia en la nube. En diez minutos estaba todo recuperado.
Eduardo se metió en la cama después de quitarse la última prenda de ropa. La abrazó.
– Por dónde íbamos. Uf. Creo que has perdido temperatura. Habrá que repetir el precalentamiento de nuevo…

Una hora más tarde estaban compartiendo un cigarrillo.
– Que sea la última vez que me abandonas por causa del trabajo – dijo ella.
– ¿Has pensado en lo que hubiera pasado si el director no sube al avión, regresa a casa y  encuentra vacía la cama de su esposa?.
 

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Toy folloso
11 años ago

¿Cómo no iba a socorrer al jefe….?

Nandín
11 años ago

¡Jajajajajajajajajajaj! Muy bueno Don Luís…Me cae bien Eduardo 😉

Nandín
11 años ago

¡jajajajajajajajajaja!
Don Luís, chapeau !
Que me cae bien este Eduardo….;)