Llegó exactamente a la hora. Los funcionarios de la Oficina de Recaudación Fiscal suelen ser muy puntuales.
– Buenas tardes – le contesté -. Pase, pase. Está usted en su casa.
Lo acompañé al salón y le ofrecí una taza de té que aceptó. Una vez le serví su taza, se acomodó en el sofá y sacó de su cartera un ordenador portátil que puso en marcha. Miré la pantalla.
– Hombre. ¡Tiene Linux! – le dije.
– Desde luego. Todos los funcionarios utilizamos sistemas abiertos.
Hizo un clic sobre un documento y apareció el borrador de mi declaración de renta.
– Bueno. Aquí tiene el resultado de la declaración del año pasado – me dijo – si no tiene ningún otro ingreso ó deducción, la daremos por buena.
– Bueno. Este año se casa mi hija y voy a necesitar algo de dinero para costearla.
– Ningún problema, señor Leandro. ¿Cuánto calcula le puede hacer falta?.
– Yo creo que con cuatro mil euros me puedo apañar.
El funcionario seleccionó una opción en su ordenador y escribió un cuatro y tres ceros que luego validó pulsando un botón.
– ¿No quiere hacer alguna obra en su casa, señor Leandro?. Me he dado cuenta de que tiene una humedad en el pasillo…
– No. Esto lo cubre el seguro. Se trata de un escape en casa del vecino. Ya lo tengo bajo control y la aseguradora ya me ha enviado un talón.
– Esta bien. Si no tiene más deducciones, vamos al reparto. La primera pregunta es si quiere hacer donación del 0.7 a alguna Iglesia.
– Soy ateo pero me he enterado de que la Iglesia Musulmana quiere hacer una mezquita en el pueblo. Me gustaría participar. Será hermoso poder ver el minarete desde casa.
El funcionario iba escribiendo mientras yo hablaba. Cuando terminó dijo:
– Anotado. El 0.7 para la Iglesia Musulmana. Otro punto: usted me aparece como objetor en el capítulo militar. ¿Sigue sin querer aportar nada al ejército?.
– Soy antimilitarista. Sigo sin querer aportar nada.
– Anotado. ¿Nucleares?.
– Tampoco.
– Anotado también. ¿Tecnología?. Este punto se lo recomiendo. Si la inversión de este año aumenta, bajarán los precios de la banda ancha.
– Pero si hace años que no se paga Internet.
– Es verdad, pero al bajar los precios del material podrán aumentar se la velocidad de las redes wifi.
Están a punto de crear un nuevo estándar que triplica la velocidad. Además conseguiremos terminar de cubrir por wifi la geografía del país.
– De acuerdo. Marque tecnología – le dije.
– ¿Sociedad de Autores?.
– No. Este año no. No me he bajado nada.
– ¿Ciencia e investigación médica?.
– Desde luego.
– Bueno – dijo el funcionario – y la pregunta que todos contestan de la misma manera: ¿Tercer Mundo?.
– Claro. Siempre y cuando no vaya a parar mi dinero a algún dictador de esos que se lo quedan todo.
– Sobre ese particular, puede estar tranquilo, señor Leandro. Controlamos el destino y el empleo de todos los euros que enviamos.
– Bien.
– Pues ya estamos – me dijo el funcionario -. Bueno. Hay un punto que quería comentarle. Se trata de su hijo. Creo que está en el Conservatorio, estudiando violín. ¿Es así?.
– Si.
– En este caso quiero comentarle que nos han llegado noticias de que usted le ha comprado un violín nuevo.
– Es cierto.
– Si es así, debe declararlo, para que le descontemos el importe de la compra. Se trata de material muy caro – creo que le costó unos doce mil euros – que el Estado tiene la obligación de financiar, ya que se trata de material docente, como los libros de texto y los ordenadores.
– ¿Cómo consiguen pagarlo todo si incluso nos han bajado los impuestos? – pregunté.
– Pues mire: los ministros y altos cargos van a trabajar en transporte público, lo cual, por cierto les va muy bien para saber lo que piensa el pueblo; la Cámara de diputados está siempre vacía porqué sus Señorías, ahora, en lugar de viajar a la capital cada semana desde sus respectivas ciudades, hacen las sesiones por videoconferencia. El Presidente ya no viaja, a pesar de que sigue en contacto con los dignatarios de otros países, también por videoconferencia y lo mejor: ahora controlamos y cuestionamos hasta el último euro de lo que gastan nuestros políticos en el Gobierno. Se terminó eso de gastar dinero desmesuradamente como si nuestro país fuera rico. Ahora vivimos en función de lo que tenemos. Bien administrado, el dinero puede dar para vivir bien…
– Ah. Si es así, le voy a entregar la factura del violín – dije levantándome.
– No es necesario. Ya nos consta este dato – me dijo -. Bueno. Creo que ya está todo.
Se levantó y lo acompañé a la puerta.
– Señor Leandro. Ha sido un placer conocerle. A partir de este año seré su interlocutor para cualquier cosa que quiera de nuestra oficina – me dio su tarjeta -. Dentro de un mes recibirá el importe de la boda de su hijo así como la devolución del importe del violín, siempre y cuando no haya cambiado de cuenta corriente, claro.
– No. No lo he hecho. Sigo con el mismo banco.
– Perfecto. Adiós señor Leandro. Y que vaya muy bien la boda de su hija.
Señor, señor – me dijo alguien tocándome el hombro – le toca a usted.
Medio adormecido, me levanté y fui a la mesa del funcionario de Hacienda, que me esperaba con cara de perro. Miré disimuladamente el reloj mientras el hombre me sometía a una solemne bronca por haberme dormido. Llevaba casi dos horas esperando a que me atendiera.
Luego descubriría que mi contribución al Estado era de un total, entre impuestos directos e indirectos, de un sesenta por ciento.
El reparto de mi dinero, descontado lo que se llevaban los políticos (directa e indirectamente), iba a distribuirse al antojo del gobierno, como de costumbre, sin tener en cuenta los deseos de sus ciudadanos.
Es lo bueno de los sueños, JMdedosrius, que son gratuítos. Pues me pasa lo mismo que a tu padre, Sophie. Pienso que es doloroso que mi dinero sirva para que vivan como reyes toda esa pandilla de impresentables. Conste, Nandín que soy consciente de que hay una parte del dinero al que se le hace buen uso.Es curioso pero las empresas del país, se enfrentan a la crisis recortando gastos. Debido a ello eliminan «recursos», gastos superfluos, etc.Hacen lo que pueden, teniendo en cuenta su limitado cerebro, para ahorrar dinero, basándose en las últimas ideas del gurú de turno.Y el… Read more »
La hacienda, más que nos pese, es necesaria en todo país civilizado, democrático, etc, etc, que se precie de ello. Lo que pasa es que no queremos o no podemos ver de forma sustancial, la forma en que se deriva nuestros impuestos. Recordad los que ya tenéis cierta edad, cómo eran las infraestructuras nacionales hace a penas veinte años o lo que ha avanzado en sanidad entre otras muchas cosas, que para algo son los presupuestos generales del estado o a ver si alguien se cree que los adelantos los ceden gratis o las autopistas nacen como los champiñones. En… Read more »
La Hacienda idílica que …¡blop!, sólo es posible en sueños.
Anduve comentando acerca de las devoluciones de la renta, hace unos pocos días…
Mi padre suele decir que «lo que más me cabrea de pagar impuestos es de que la mayor parte vaya para sinvergüenzas de poltrona, desertores de la tiza, el pico y la pala, semianalfabetos que no tienen ni el bachiller». Ains, menudos chorizos, perdón, políticos tenemos…
… y los sueños, sueños son.
Pero sigamos soñando, faltaría más.
Salud.