Fabulando…

Pensando en Maro y en sus noches de insomnio, descubrí que no era capaz de decirle nada, para aliviarla de sus miedos. Por ello, recurrí a mi viejo amigo Esopo y he puesto aquí unas cuantas historias, que guardan relación con su sufrimiento y que, quizás la puedan ayudar, aúnque solo sea, para conseguir dormir.

El águila, el cuervo y el pastor.

Lanzándose desde una cima, un águila capturó a un corderito.
La vio un cuervo y tratando de imitar al águila, se lanzó sobre un carnero, pero con tan mal conocimiento en el arte, que sus garras se enredaron en la lana, y batiendo al máximo sus alas no logró soltarse.
Viendo el pastor lo que sucedía, cogió al cuervo, y cortando las puntas de sus alas, se lo llevó a sus niños.
Le preguntaron sus hijos acerca de que clase de ave era aquella, y él les dijo:
Para mí, sólo es un cuervo; pero él, se cree águila.

Pon tu esfuerzo y dedicación en lo que realmente estás preparado, no en lo que no te corresponde.

El labrador y la zorra.

Había un hombre que odiaba a una zorra porque le ocasionaba algunos daños ocasionalmente.
Después de mucho intentarlo, pudo al fin cogerla, y buscando vengarse de ella, le ató a la cola una mecha empapada en aceite y le prendió fuego.
Pero la huida llevó a la zorra a los campos que cultivaba aquel hombre.
Era la época en que ya se estaba listo para la recolección del producto y el labrador siguiendo a la raposa, contempló llorando, cómo al pasar ella por sus campos, se quemaba toda su producción.

Procura ser comprensivo e indulgente, pues siempre sucede que el mal que generamos, tarde o temprano se regresa en contra nuestra.

El león y los bueyes.

Pastaban juntos siempre tres bueyes.
Un león quería devorarlos, pero el estar juntos los tres bueyes le impedía hacerlo, pues el luchar contra los tres a la vez lo ponía en desventaja.
Entonces con astucia recurrió a enojarlos entre sí con pérfidas patrañas, separándolos a unos de los otros.
Y así, al no estar ya unidos, los devoró tranquilamente, uno a uno.

Si permites que deshagan tu unidad con los tuyos, más fácil será que te dañen.

Los lobos y los perros.

Llamaron los lobos a los perros y les dijeron:

– Oid, siendo vosotros y nosotros tan semejantes, ¿por qué no nos entendemos como hermanos, en vez de pelearnos? Lo único que tenemos diferente es cómo vivimos. Nosotros somos libres; en cambio vosotros sois obedientes y sometidos en todo a los hombres: aguantáis sus golpes, soportáis los collares y les guardáis los rebaños. Cuando vuestros amos comen, a vosotros sólo os dejan los huesos. Os proponemos lo siguiente: dadnos los rebaños y los pondremos en común para hartarnos.

Creyeron los perros las palabras de los lobos y traicionaron a sus amos, y los lobos, entrando en los corrales, lo primero que hicieron fue matar a los perros.

Nunca des la espalda o traiciones a quien verdaderamente te brinda ayuda y confía en ti.

El lobo y el cordero.

Miraba un lobo a un cordero que bebía en un arroyo, e imaginó un simple pretexto a fin de devorarlo. Así, aún estando él más arriba en el curso del arroyo, le acusó de enturbiarle el agua, impidiéndole beber. Y le respondió el cordero:
– Pero si sólo bebo con la punta de los labios, y además estoy más abajo y por eso no te puedo enturbiar el agua que tienes allá arriba.
Viéndose el lobo burlado, insistió:
– El año pasado injuriaste a mis padres.
– ¡Pero en ese entonces ni siquiera había nacido yo! – contestó el cordero.
Dijo entonces el lobo:
– Ya veo que te justificas muy bien, mas no por eso te dejaré ir, y siempre serás mi cena.

Para quien hacer el mal es su profesión, de nada valen argumentos para no hacerlo. No te acerques nunca donde los malvados.