El Golpe de Estado

– ¿Quién se lo dice?.

Cuatro hombres, policías dos de ellos, un juez y un inspector, estaban delante de la puerta del despacho del Presidente del Gobierno.
– Ya se lo diré yo – dijo uno de ellos -. Este el trabajo de un juez. Sobre todo, Gómez, acuérdese de leerle sus derechos.
– Tranquilo. Lo haré.

Gómez, el inspector, se acercó a la gran puerta de roble y dio dos golpes con los nudillos.
– ¡Pase! – dijo una voz desde dentro.
Gómez abrió la puerta y entraron los cuatro hombres.

El Presidente levantó la vista y se asombró al ver a los dos policías.
– Hola. ¿Qué pasa?. Estaba esperando a mi secretario y entran ustedes…
– Señor – dijo el juez Forteza con voz grave – venimos a detenerle.
– ¿Detenerme a mi?. ¿A santo de qué?.
– Tiene puesta una denuncia por incumplimiento de sus promesas electorales.

– Pero… ¡Estoy aforado!. ¡Soy diputado!. ¡No pueden detenerme!.
– Ya no existe el estatus de aforado, señor Presidente. ¿No recuerda que el anterior presidente modificó la ley?.
– Bueno. Pero para llevarme a la Justicia, hacen falta tantas firmas como la mitad de la población.
– Las tenemos – dijo el juez -. Tenemos treinta millones de firmas.
– ¿Cómo?. ¿Cuando se han recogido?.
– Han venido a través de la web que usted inauguró hace tres años.
– ¡Pero si solamente se habían apuntado un millón de ciudadanos!.
– Ahora hay apuntados cuarenta millones.

– Hacen falta las firmas – dijo el Presidente.
– Tenemos las firmas. Todas las inscripciones se han hecho con el DNI – contestó el juez -. El nuevo formato de DNI, que lleva un chip y, en su interior, la firma digitalizada.
– Pero… ¡Si hace dos años que la web está cerrada por problemas técnicos!.
– Hablé con los programadores – dijo el inspector Gómez -. Les dejé muy claro que una web que ha de ser la forma que tiene el pueblo de expresarse, no podía estar siempre en obras. Era cerrar las puertas a la verdadera Democracia. Era silenciar al Pueblo, que son los que tienen el poder.
– Y no me dijeron nada, cabrones – murmuró el Presidente, por lo bajo.

– Llamaré al Presidente de la Audiencia – dijo el Presidente en voz alta.
– Ya sabe ó debería saber que la enmienda 311 de la Constitución separó el Poder Jurídico del Ejecutivo. Ya no quedan jueces que le puedan ayudar, porqué no ha sido usted quien los ha nombrado.
– ¿De qué se me acusa?.
– De no cumplir con las promesas electorales. Estaban claras en la Web oficial. Y no ha cumplido ninguna de todas ellas.

– Pero había otros problemas que reclamaban mayor urgencia…
– Sabemos de que problemas se trata, señor. Los hemos investigado: un cuñado, su hermana pequeña, un montón de amigos con problemas… Ya los hemos detenido a todos.
– ¿Qué?. ¡A todos!. ¿Cuánto me puede caer por las acusaciones que tengo?.
– Unos veinte años. Corrupción, estafa, prevaricación… – el juez miró a los policías -. Señores, procedan al arresto.

Los policías fueron hacia el Presidente y le pusieron las esposas, mientras el inspector Gómez empezaba a decir:
– Tiene usted derecho a permanecer en silencio. Cualquier cosa que diga podrá ser utilizada en su contra. Tiene derecho a un abogado…

Tras el juicio, el Presidente fue condenado a treinta años de prisión.

Desde entonces hay una web (que nunca se cierra) en la que el pueblo indica aquellas mejoras que quiere llevar a cabo.

Un mes antes de las elecciones son votadas todas las ideas y las mejores, las mas «meneadas», son asignadas a aquellas personas ó grupos que creen que las pueden llevar a cabo.

Se han conseguido muchas cosas. El ejército prácticamente ha desaparecido y poco a poco, se ha ido convirtiendo en una asociación humanitaria; la asistencia social funciona de forma impecable y abarca todos los ámbitos de la medicina, la asistencia de ancianos y enfermos crónicos, ya sin meses de espera; la educación ahora educa de verdad a nuestros hijos; no hay ingerencias por parte de las diferentes iglesias en la política; no se fabrican ni se venden armas a otros países…

Incluso se ha reanudado el diálogo entre el Ex-presidente del Gobierno y la banda terrorista Eta…

…en el patio de la prisión.