Conversaciones en el hoyo 19: guerras

—Debe ser el calor—dijo Santiago—. Y eso que estamos jugando a última hora.
Se refería al mal juego de aquel día, en el que en contadas ocasiones, habían conseguido el par.
—O quizás al hecho de que ninguno de nosotros haya traído agua para beber durante el recorrido—Inés tenía las ideas claras. No había más que mirar los rostros descompuestos de sus amigos para saberlo. Observó como todos ellos vertían en el vaso el contenido de las cervezas que acababa de traer el camarero y bebían un largo trago. Casi al momento, los rostros se fueron distendiendo.
—Hoy he pagado casi noventa euros por la gasolina—dijo Pascual, añadiendo: —. Si a eso le añadimos que este mes me cobran por la manutención de esa familia de parásitos que puso el dictador con la denominación de reyes, da para jugar al golf de pena.
—El precio de la gasolina será por la puñetera guerra de Ucrania—apuntó Inés—. La culpa es de los malditos rusos. Por lo menos es lo que dicen los Estados Unidos y la mayoría de los países europeos.


—Traduciendo tus frases: un país que lleva decenas de años invadiendo países sin justificación, protesta porqué otro país hace lo mismo—aclaró Juan—. Eso sí, con el beneplácito de los países europeos cuya moralidad no tiene que envidiar en nada a la norteamericana.
—Según dicen los norteamericanos, pretenden llevar la democracia al resto del mundo—la carcajada fue general. Incluso Inés se rio—. Vale, era un sarcasmo.
—Yo me uno al expresidente de Uruguay, Mujica, que decía: “por favor, americanos, no nos traigáis la democracia”—comentó Pascual—. Afortunadamente para ellos, el país no tiene petroleo ni minerales importantes que puedan justificar “llevarles la democracia”.
—¡Que mundo tan podrido!—dijo indignado Santiago—. Bueno, es cierto. La historia nos ha enseñado que siempre ha sido así y que sólo han cambiado las excusas para justificar invasiones. Pero pensar que en más de cinco mil años no hemos adelantado ni un solo metro en la buena dirección, es como para plantearse no traer mas hijos al mundo. Imaginad que el ser humano empieza a salir del planeta y monta bases en toda la galaxia. Menudo futuro le espera al universo con esos dirigentes tarados que hay ahora y habrá en el futuro.


—Lamento decirte que el hecho de no querer traer más hijos al mundo dentro de poco, no servirá para nada—apuntó Juan—. Conste que es una gran idea dejar que la humanidad se extinga del todo, pero la ciencia avanza y no creo que tarde mucho en conseguir generar seres humanos sin ayuda nuestra. Incluso dominará la genética y podrá crear diferentes tipos de hombres y mujeres como en el libro de Huxley “un mundo feliz”: los Alfas, los Betas, los Gamas, los deltas y los Epsilon. Es curioso pensar que un libro de 1932 se esté convirtiendo poco a poco en nuestra realidad actual.
—Seamos optimistas—dijo Santiago—. Quizás se descubra el gen de la psicopatía y se pueda convertir a esos tarados en seres normales. O apartarlos de la sociedad.
—Tengo la sospecha—replicó Juan riendo—que ese gen será el que tendrán los Alfa del futuro, la clase dominante del libro de Huxley. Será por eso que siempre me alegro cuando hay un funeral de estado.
Santiago no lo dudó:
—Claro, un hijo de puta menos—dijo.