Para emprendedores neoliberales

Nada como una declaración de objetivos, si vamos a crear una empresa.
He pillado este texto de un libro de Neal Stephenson, «Criptonomicón», libro de culto de la cultura Hacker.
Viene a ser el formulario ideal para aquella empresa que quiera prosperar. 
Nótese que este formulario puede servir también como código de conducta y lo cierto es que muchísimas empresas del mundo, a pesar de haber creado su propio CC, en realidad practican éste. Al fin y al cabo el mundo empresarial actual ya no necesita intentar hacernos creer que tienen otros objetivos que no sean ganar dinero.

Recuerdo que hace años, comenté a una especialista de marketing haber visto el anuncio de una organización ecológica en contra de la Innombrable en relación a la obtención del aceite de palma.
Su respuesta fue clara:
 
– Piensa que una semana antes de hacerse pública nuestra complicidad en la devastación de las selvas de Indonesia había también otra empresa: la multinacional XXXXX. Ellos salieron corriendo para no salir en la foto.
–   Quizás a ti te sirva de algo este argumento, Cris -le contesté -. A mi no me enorgullece que la empresa en la que ambos trabajamos, realice esas prácticas a pesar de que lo hagan otros.

Hoy en día no hace ni falta que las empresas se justifiquen cuando las pillan con el pie cambiado. 
¡Es la «grandeza» del neoliberalismo!.

 

MISIÓN: En [nombre de la compañía] creemos firmemente que [hacer lo que queremos hacer] e incrementar el valor de nuestras acciones no son sólo actividades complementarias: están inextricablemente relacionadas.
PROPÓSITO: Incrementar el valor accionarial [haciendo algo].
RESUMEN EJECUTIVO: Reuniremos [una cifra de dinero], luego [haremos algo] e incrementaremos el valor accionarial. ¿Quiere detalles?. Siga leyendo…
INTRODUCCIÓN: [Esta tendencia], que todo el mundo conoce, y [esta tendencia], que es tan increíblemente arcana que probablemente no la conocía hasta ahora, y [esta otra tendencia de aquí] que podría parecer, en primera impresión, no tener absolutamente ninguna relación, cuando se consideran juntas nos llevan a la idea (privada, extremadamente patentada, secreta, registrada y sujeta a acuerdos de confidencialidad) que podría incrementar el valor accionarial [haciendo algo]. Necesitaremos € [una cifra muy grande] y después de [no demasiado tiempo] podremos obtener un incremento de valor de € [una cifra todavía mayor], a menos que [el infierno se congele en pleno verano].
DETALLE:
Fase 1: Después de prestar voto de celibato y abstinencia y desechando todas nuestras posesiones materiales a cambio de túnicas fabricadas a mano, nosotros (ver currículos adjuntos) nos trasladaremos a un moderno complejo improvisado con cajas de refrigerados en medio del desierto del Gobi, donde el terreno es tan barato que en realidad nos pagan por ocuparlo, incrementando de esa forma el valor accionarial incluso antes de haber hecho nada. Alimentándonos con una ración diaria consistente en un puñado de arroz crudo y un cucharón de agua, comenzaremos a [hacer cosas].
Fase 2, 3, 4,…, n-1: Nosotros [haremos más cosas, aumentando en el proceso el valor accionarial a muy buen ritmo] a menos que [la tierra sufra el impacto de un asteroide de miles de quilómetros de diámetro, en cuyo caso se tendrán que reajustar ciertas suposiciones; ver las hojas de cálculo 397-413].
Fase n: Antes de que se seque la tinta en nuestros certificados del Premio Nobel, confiscaremos las propiedades de nuestros competidores, incluyendo a cualquiera lo suficientemente estúpido para invertir en sus patéticas compañías. Venderemos a esa gente como esclavos. Las ganancias serán redistribuidas entre los accionistas, que apenas lo notarán, porqué como demuestra la hoja de cálculo 265, para entonces la compañía será mayor que el Imperio Británico en su cénit.
HOJAS DE CÁLCULOS: [Hojas y hojas de números en letra diminuta, convenientemente resumidos en gráficas que parecen todas curvas exponenciales en dirección al cielo, aunque se les ha introducido suficiente ruido seudoaleatorio para que parezcan plausibles].
CURRÍCULOS: Limítese a recordar el primer rollo de «Los siete magníficos» y no tendrá que molestarse con esta parte; tendrá que venir arrastrándose hasta nosotros sobre manos y rodillas y rogar por el privilegio de pagar nuestros salarios.