Cuando entró en el bar se acallaron todas las conversaciones.
– Por favor, un café – pidió al camarero, que no cesaba de mirarlo.
Uno de los clientes se encaró al camarero.
– ¿No hay aquí un cartel de «reservado el derecho de admisión»?. Si le sirves el café, me perderás como cliente.
– Y a mi también.
– Y a mi – sonaron varias voces.
El camarero no sabía que hacer.
Anticipándose a la situación, el hombre se levantó de la silla, fue hacia la puerta y salió haciendo un leve ademán de despedida.
Cuando llegó a la estación de metro, bajó por las escaleras, notando que cada escalón le provocaba mayor temor. Su corazón estaba bombeando a un ritmo frenético, cuando llegó a las taquillas. Se dirigió a una de las máquinas expendedoras de billetes, notando como se iban multiplicando las miradas de la gente en su persona.
– Papá, ¿no es ese…? – oyó decir a un niño.
– Si, hijo. Es ese cabrón.
Sacó el billete, recogió el cambio y pasó por el torno, mientras se iba concentrando gente que empezó a insultarle.
Cuando llegó al andén se sentía como un apestado. Todas las miradas convergían en su rostro.
Sacó del bolsillo su móvil y se lo puso en la oreja, fingiendo que hablaba con alguien.
Al fin llegó el tren. Se dirigió a una puerta y esperó a que bajaran los que salían del vagón. Luego subió, y fue a sentarse en un asiento vacío.
Cuando arrancó el tren todos los pasajeros del vagón estaban mirándole. Poco a poco empezaron a oirse insultos que fueron aumentando en intensidad.
– Tierra, trágame – pensó.
Fué un chico melenudo el primero que le escupió en la cara.
Luego fueron acercándose más personas que le escupieron también.
Cuando el hombre llegó a su destino tenía en su traje y en su cara, las huellas de un montón de escupinajos e incluso fragmentos de huevos y tomates que le habían tirado.
Cuando subió las escaleras del congreso de los diputados, aparecieron como por arte de magia un centenar de periodistas. Sacaron miles de fotos mientras le preguntaban:
– Presidente. ¿Le ha tratado bien el pueblo?. ¿Tiene alguna declaración que hacer?.
– He constatado que, en general, la gente me quiere, aunque una minoría me ha dejado ver que no estaba de acuerdo con mi política – dijo el presidente.
– ¿Una minoría? – dijo alguien.
Un corro de carcajadas respondieron a aquella voz.
El presidente siguió su camino y entró en el congreso.
Al llegar a su despacho le esperaba el vicepresidente.
– ¿Qué?. ¿Cómo te ha ido?.
– ¿No lo ves?. Me han dejado hecho un asco. ¡La madre que parió a mi predecesor!. ¿A quien se le ocurre crear el «día del pueblo» y obligar así a que el gobierno vaya al parlamento sin coches, escolta y en transporte público?.
– A él le iba bien. El pueblo lo quería.
– Y a ti, ¿no te han hecho nada?. Tienes buen aspecto – dijo el presidente mientras se sacaba la chaqueta y después la camisa.
– Yo he venido pronto, para evitar la hora punta, pero he llegado en un estado más lamentable que tu. Ya me he cambiado. Incluso me he duchado. No veas como han llegado las ministras. Por cierto, la ministra de sanidad está ahora en tu ducha, sacándose las babas del pueblo.
El presidente se sacó los pantalones y fue corriendo hacia la puerta del baño.
– ¿A dónde vas, presi? – inquirió el vicepresidente.
– A aprovechar el tiempo. Hace años que le tengo ganas a esa tía.
Mientras el presidente se sacaba los calzoncillos y abría la puerta del baño oyó la voz del vicepresidente que le decía.
– No os retraseis demasiado. Hay votación en media hora. Y recuerda que luego has de regresar en metro a la Moncloa.
Gracias intiresnuyu iformatsiyu
Hola, me ha gustado mucho tu canal y de como enfocas algunos temas. Tengo 19 años y mi madre ejerce la prostitucion. Hace poco abri un blog para hablar libremente de ello. Me encantaria que te pasaras y me dieras tu opinion. Gracias Tania
http://viveconlaverdad.blogspot.com/
Feliz y próspero 2011.
Feliz año Don Luis, espero que sea mucho mejor que este a todos los efectos.
Un abrazo.
Querido amigo,
Que en este año que comienza, se cumplan tus mejores sueños. Deseándote lo mejor, recibe el año 2011 con fuerza, ilusión y mucho Amor.
Feliz 2011
Un fuerte abrazo
Beatriz