– Queridos todos.. – empezó el director, completamente sonriente – me encanta veros a todos juntos. Juntos alrededor de esta gran mesa, mesa que ha sido testigo de tantas y tantas reuniones.
– Lo primero que quería deciros es que me siento orgulloso de vuestros subordinados. Hoy puedo constatar que el proyecto Lean Thinking ha funcionado de maravilla. Javier, el responsable del mismo, ha conseguido algo que yo mismo no creía que nadie consiguiera – Javier sonrió orgulloso en su butaca -. Entre nosotros y que no salga de aquí, siempre he opinado que todas las «medicinas» que van apareciendo en el mundo empresarial, no son otra cosa que la forma que tienen ciertas consultorías para crear nuevas necesidades y vender nuevos cursos.
Bebió un sorbo de agua y prosiguió:
– En realidad, si os soy sincero, nunca he creído demasiado en esos discursos con palabrejas tales como «proactividad», «sinergia», «excelencia», «escucha empática» ni en esos cientos de cursos que se imparten en el mundillo de la empresa. Si hay algo cierto en los miles de estudios que se han ido haciendo sobre el mundo de la empresa, lo reduciría todo, a dos principios: el de Peter y el de Dilbert. El resto consiste en estudios oportunistas de un montón de pseudo-estudiosos que generan un sinfín de libros y de cursos, lo que no deja de ser un buen negocio – su mirada recorrió los ojos de todos los asistentes – . Os preguntaréis cómo puede ser que una persona que no cree en eso que llaman «cultura de empresa» puede haber fomentado tanto curso como impartimos a nuestro personal. Quizás por tratarse de una moda de todas las empresas importantes, nos convenía no ser menos que ellos. También nos sirve para obtener desgravaciones importantes. O para demostrar ahora, en plena crisis, que nos los podemos permitir.
– De ahí – prosiguió – que me haya quedado asombrado por el éxito del curso. Un curso ha servido para algo. Puedo asegurar que el noventa por ciento de nuestro personal está motivado e ilusionado ya que, por primera vez, se les ha permitido cuestionar lo que hacían. Gracias a eso, ellos mismos han eliminado de su trabajo todo aquello que no aportaba ningún valor añadido para el cliente. Mucho de lo que hacían no era necesario. Tareas heredadas de otros tiempos, controles innecesarios, trabajos duplicados… Han sido ellos quienes han eliminado todo el «waste»(*). Nuestra productividad ha aumentado un ciento cincuenta por ciento…
Los rostros de los asistentes estaban eufóricos.
– Gracias a Lean Thinking hemos podido prescindir de cincuenta personas. Tratándose como se trata de personal de oficinas, no es gran cosa, el dinero ahorrado. Pero induce a pensar, ¿cómo podríamos eliminar más gastos?. ¿No es curioso que cientos de personas que estaban desmotivadas lo estén ahora gracias al programa de Javier? – se quedó pensativo, se rascó una oreja y prosiguió -. ¿Quien ha de motivar a nuestros empleados?. ¿Quién organiza su trabajo?. La respuesta es obvia: sus mandos. Lo cual significa que muchos jefes han eludido sus responsabilidades. Hablar de jefes, son palabras mayores. El sueldo de un jefe es astronómico, en esta casa. Y durante años, ninguno de los jefes se ha preocupado de motivar al personal y mejorar su trabajo, eliminando tareas innecesarias.
Bebió de nuevo un trago de agua.
– Deduzco entonces que los jefes no habéis hecho el trabajo que se os encomendó. En otros tiempos os hubiéramos reciclado con un curso sobre «motivación y mando». Hoy, con la crisis, no tendréis esa suerte. Cuando termine esta reunión, os agradeceré concertéis cita con Ramona, nuestra jefa de personal, para que os haga unos cuantos números y os prepare el finiquito.
Cabizbajos y arrastrando los pies salieron de la sala los quince jefes.
El director descolgó el teléfono.
– María. Por favor prepáreme un café y haga entrar a los siguientes quince.
Una vez sentados los quince alrededor de la mesa…
– Queridos todos… – empezó el director – me encanta veros a todos juntos. Juntos alrededor de esta gran mesa, mesa que ha sido testigo de tantas y tantas reuniones…
(*)Waste: nombre
- despilfarro
- derroche
- pérdida
- desgaste
- desperdicio
- merma
- desperdicios
- desierto
- tierra baldía
- yermo
- vertidos
- residuos
- basura
- desechos