Algunas veces la constancia y la paciencia dan sus frutos, como le pasó a Jerry, un joven norteamericano que vivía en un pueblo de Illinois.
En realidad Jerry no había destacado nunca en nada de las muchas actividades que había emprendido, ya fueran deportes ó actividades más intelectuales.
Sin embargo todo cambió cuando en su octavo cumpleaños su padre le regaló su primer ordenador y una conexión a Internet.
Allí descubrió todo un mundo de juegos en red. En lugar de quedar con sus compañeros de la escuela, cuando acababa las clases, montaba en su bicicleta y salía disparado hacia casa para hacer los deberes a todo correr y luego arrancar el ordenador y sumergirse en la realidad virtual de los juegos. Le fascinaban, sobre todo, los simuladores de vuelo y los juegos de combate aéreo.
Con el tiempo había comprado una palanca de mando y unos pedales para poder controlar su avión virtual.
Conocía ya a los mejores jugadores de la red y de ellos había aprendido mucho, por haber compartido con ellos muchas misiones.
Fue entonces cuando vio el anuncio en la página web a la que se conectaba para jugar: ofrecían un casco con visor 3D y un mando especial a quien sacara la mejor puntuación.
Afortunadamente para él, las clases se acabaron y empezaron las vacaciones de verano. Así pudo dedicar muchas horas a las distintas misiones de combate. Y un mes después, quedó primero en el concurso, junto a “Barón Rojo” y “Spitfire”. Afortunadamente, los tres tuvieron premio.
Dos días después Jerry recibió una caja. En su interior, estaba el mando, el casco y una carta.
Estimado campeón:
Nos complace enviarte los premios obtenidos por tu extraordinaria puntuación.
Esperamos los disfrutes y te ayuden a mejorar aún más tu juego, ya que lo necesitarás para poder competir con los otros dos ganadores en una misión que hemos desarrollado únicamente para vosotros, los mejores.
Te damos dos días para que puedas probar y habituarte al uso de la nueva palanca – en realidad un verdadero mando de avión – y del casco 3D.
En unos dos días te enviaremos un correo, citándote para la nueva misión.
Recibe nuestra enhorabuena.
No pasaron diez minutos y Jerry ya había instalado los nuevos dispositivos y los estaba probando. Al principio llegó a marearse con el casco, cada vez que hacía una barrena con el avión, dado el realismo de lo que veía, que le hacía sentirse en la cabina del bombardero que pilotaba. No tardó en contactar con “Barón Rojo” y “Spitfire”, tan encantados como él con los premios.
Dos días más tarde recibió el mail en el que se le asignaba la misión especial. Consistía en el bombardeo de una base enemiga, muy protegida por helicópteros y cazas enemigos.
Y al día siguiente, a las 14 PM Jerry, con sus dos amigos, despegaron de un portaaviones rumbo a la base enemiga.
Inmediatamente, Jerry abrió la ventanilla de mensajes para comunicarse con sus compañeros:
Jerry: ¡hola chicos!. ¿Cómo os va?.
Barón Rojo: Todo bien por aquí. ¡Es una flipada este casco!.
Spitfire: Por aquí todo bien. Ya estaba harta de tanta inactividad. Por fin un poco de acción.
Jerry: ¿Harta?.
Barón Rojo: ¿Eres una chica?.
Spitfire: Claro que lo soy. ¿Ahora os enteráis?. No escogí Spitfire por el avión. Lo escogí por “fiera”, que es lo que significa.
Barón Rojo: ¡Joder!.
Jerry: ¡Joder!.
Pronto llegaron a las inmediaciones de la base enemiga. Habían convenido que Barón Rojo y Spitfire distraerían a la aviación enemiga mientras Jerry intentaba llegar a la base. La lucha era cruenta: muchos helicópteros disparaban contra ellos y tenían que ir esquivando continuamente los proyectiles. Sin embargo, poco a poco, consiguieron reducir, con disparos certeros, el número de ellos.
Pero no tenían demasiada munición y pronto tuvieron que alejarse.
Mientras, Jerry estaba sobrevolando ya la base. Apuntó al edificio central y lanzó un misil. Luego siguió disparando a los edificios colindantes hasta que acabó la munición.
Se alejó de ahí a toda velocidad Al hacerlo, vio que un caza estaba detrás suyo. Buscó en el panel de mandos frenéticamente, rezando por encontrar algún proyectil de algún tipo, que no hubiera utilizado. Miró atrás y vio salir del caza un misil en su dirección. Tiró de la palanca hacia abajo y vio que el misil hacía lo mismo. Vio un helicóptero y fue hacia él, estando ya el misil a pocos metros de su avión. Al llegar al helicóptero, tiró de la palanca hacia arriba y vio como el misil explotaba al colisionar con el helicóptero.
En lo alto vio el caza enemigo. Apuntó y disparó la única arma de la que aún tenía munición: la ametralladora. No soltó el gatillo hasta que no se le acabaron las balas.
Entonces vio con alivio que el caza empezaba a arder. Subió todo lo que pudo y puso rumbo a su base.
Spitfire: ¡Jerry!, ¡Barón Rojo!. ¡Nos han tomado el pelo!.
Jerry: ¿Qué dices, Spitfire?.
Barón Rojo: ¿Qué pasa?.
Spitfire: ¡Esto no es un juego!. ¡Estamos pilotando un dron de verdad!. ¡El ataque ha sido real!.
Barón Rojo: ¡Anda ya!. ¿Qué has tomado para merendar?. ¿Alguna pastillita?.
Spitfire: Estoy viendo en la tele la CNN y están dando exactamente las mismas imágenes que hemos visto en el “juego”.
Jerry: Pero cuando íbamos hacia allá os veía y no erais drones. Eran aviones de combate normales.
Spitfire: Claro, pero a otra escala. Mucho más pequeños. En el cielo no se notan los tamaños. ¡Esperad!. Voy a poner volumen a la tele.
Barón Rojo: Vale.
Spitfire: Hablan de un ataque que se acaba de hacer en Irán contra una base enemiga.
Jerry: ¿Y hemos sido nosotros?. ¡Que hijos de puta!.
Barón Rojo: ¡Sin saberlo hemos matado a un montón de gente!. ¡Cerdos!, ¡cabrones!.
Jerry: Voy a estrellar mi avión. Por lo menos que paguen lo que han hecho con nosotros. ¿Que vale un dron?.
Spitfire: Millones, creo. Yo voy a hacer lo mismo.
Barón rojo: Y yo. No creo que nadie nos diga nada. Al fin y al cabo estábamos jugando…
Jerry: ¡Ahí voy!.
Spitfire: ¡Voy!.
Barón Rojo: ¡Y yo!. ¡Hasta pronto, amigos!.
“Lo sentimos. Ha fracasado en la misión”.
“Muchas gracias por participar”.
Jerry no ha vuelto a volar en ningún simulador de combate. De hecho, en el cubo de basura de su casa, están el casco y el mando de avión.