Marlow y el pirata

El prisionero fue llevado a empujones al camarote del capitán pirata.

Su barco tras ser vaciado de toda su carga, había sido incendiado y ahora ardía por los cuatro costados.

Cuando se desplomó el mástil principal sobre la cubierta, un millar de chispas anunciaron el hundimiento inmediato.
El puente se partió en dos y las llamas cobraron más fuerza.
Luego, el barco se escoró y el agua entró a raudales en las bodegas.
Se oyeron varias explosiones bajo el casco que abrieron media docena de boquetes, por el que se coló más agua.
La tripulación del barco pirata observaba el hundimiento, gritando con cada explosión y cantando alegremente.

Por último, el que había sido uno de los buques comerciales más importantes de la naviera Thomson and Clarke, se hundió por completo, dejando en la superficie un gran remolino que absorvía todos los objetos de su alrededor, hacia el fondo.
Cuando desapareció el remolino, no quedaba ni rastro del barco, salvo el sinfín de burbujas y fragmentos de madera que subían del fondo.

Una familia de tiburones que llevaba ya unas dos horas esperando el festín, se alejó decepcionada, tras comprobar que no había ningún cadáver en el océano al que echar el diente y sin haber tenido siquiera la posibilidad de disfrutar de aquel olor tan característico y tan grato, de sangre humana.

El capitán del barco comercial hundido, Bert Marlow, llevaba grilletes en las muñecas y en los tobillos.
Allí, frente al capitán pirata, se sentía completamente desmoralizado. Las cosas no habían ido como él esperaba.
Había esperado un encarnizado combate contra los piratas que no había tenido lugar. Teniendo en cuenta el número de una y otra tripulación, las posibilidades eran mínimas para el barco comercial. Si hubiera habido combate hubieran tenido que matar a siete piratas cada uno de sus tripulantes, para vencer.

Era imposible. Sin embargo – Marlow recordó el momento en que ambos barcos quedaron de lado, a escasos metros – ni tan siquiera hizo falta iniciar la lucha.
Se había oído un «hombre al agua», luego otro y otro y cuando el capitán se dió cuenta, su tripulación estaba nadando en dirección al barco pirata.
Vio sorprendido como, al llegar al barco pirata, su tripulación se agarraba a los cabos que la otra tripulación lanzaba y iba siendo izada a cubierta.
Marlow y su primer oficial eran los únicos que quedaban en el barco y estaba claro que no valía la pena luchar.
Se rindieron.

También había esperado encontrarse un capitán pirata barbudo y sucio, con un ojo tapado por un parche negro, una pata de palo y con un loro posado en su hombro.
Lo que encontró fue un hombre afeitado, aseado, que vestía un pantalón ancho y una camisa de amplias mangas.

– No entiendo nada – se atrevió a decir Marlow.
– ¿Que esperaba, capitán? – contestó el pirata -, ¿un capitán de los que se describen en las novelas de Stevenson?.
– Quizás si.
– Pues está equivocado. Los piratas nunca hemos sido así. Somos gente normal, que luchamos por alimentar a nuestra familia.
– Aún así, tampoco entiendo la reacción de mis hombres. Son unos traidores a la corona y si salgo de esta, los voy a hacer colgar…

– ¿Traidores a la corona?. Está usted muy equivocado, capitán. En primer lugar se trata de hombres que trabajaban para Thomson and Clarke, una empresa comercial. Y cuando se trabaja para una empresa, no hay coronas que valgan. Son empleados. Y Thomson and Clarke es una empresa que exige rentabilidad. Sus barcos han de navegar lo más rápido posible con las bodegas llenas a rebosar para comprar aquí y vender allá. Su tripulación es mínima ya que les interesa pagar pocos salarios. Las condiciones de los marineros son miserables porqué, siendo pocos, han de trabajar día y noche. Los sueldos son penosos. ¿Cómo quiere que estén a gusto?. La mayor parte de ellos son enrolados a la fuerza, porqué nadie quiere hacer este trabajo. ¿Y le extraña que no quieran luchar?. ¿Quién va a luchar para defender a una empresa que solamente vela por sus beneficios?.
– Visto así…

– Aquí en este barco, el capitán es elegido por la tripulación. Como capitán no puedo elegir el itinerario, ni la presa, sin consultarlo con la tripulación. Si me dedicara a imponer mi criterio, duraría muy poco en el mando de este barco. Usted ha visto que tengo una tripulación muy numerosa. Por un lado, así conseguimos ser superiores en los abordajes. Por otro lado las duras tareas de la navegación están muy repartidas y se trabaja menos. Otro punto importante es que la tripulación gana mucho porqué los beneficios se reparten entre todos. No existen contratos que les obliguen a estar un determinado tiempo en el barco. Cualquier tripulante puede marcharse cuando lo desee. Y, cuando lo hace, siempre hay peleas para ocupar el lugar que ha quedado vacante.

– Pero, éticamente, robar y matar no es precisamente una acción moralmente buena…
– No lo es. Las leyes lo prohiben y sin embargo hay muchos políticos que se encogen de hombros al saber de nuestras acciones, porqué les conviene que actuemos. Conste que en mi barco no se mata si no es estrictamente necesario. Solamente matamos cuando defendemos nuestras vidas.

– Porqué – continuó – si nos atrapan vivos, la condena es clara: la horca. Y sabemos que esos políticos que ahora están de nuestro lado, mirarán a otro lado cuando nos pongan la soga en el cuello. Por cierto, necesitaría a una persona que me ayudara con los mapas. Alguien capaz de utilizar el sextante.
– Con estos grilletes, no creo que pueda, capitán.

Marlow estuvo cinco años a las órdenes de su capitán. Luego se retiró a una isla del Caribe en la que se casó y tuvo cuatro hijos.
Años más tarde, aprovechando un indulto de la Corona Británica, regresó a Inglaterra con su mujer e hijos y vivió el resto de su vida de las rentas del dinero obtenido en el barco pirata.

Sus descendientes, en pleno siglo XXI, trabajan por un sueldo mísero en una empresa en la que hay la mitad del personal necesario, lo que les hace tener que alargar su jornada, algunas veces hasta las doce horas diarias. Odian su empresa porqué saben que ésta explota a menores en otros países y está destrozando el medio ambiente del planeta.

Algunas veces, los descendientes de Marlow, se quedan ensimismados mirando el mar. Quizás sin saber que unos siglos antes, un familiar suyo estuvo trabajando en una empresa en la que existía la democracia interna.

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Ludwig
15 años ago

Hola Maria Jesús. Pues no he recibido ningún otro mensaje tuyo.Conste que llevo una semana sin Internet.Alguien tocó algo en la centralita y me quedé sin voz y sin datos.Totalmente de acuerdo, Neurotransmisores.Conste que nosotros lo aceptamos.Encantadora historia, Nieve. En muchos casos, aplicable a muchos matrimonios.Me parece muy buena tu decisión. Sin embargo me alegro de que haya quedado tu escrito en buffer de Bloglines (ya no aparece) porqué he podido enterarme de todo y conocer la gran cantidad de bondad que tienes, Nieve.Alucinante historia Nickosss. Aquí en España los sindicatos solamente velan por sus intereses, por lo poco que… Read more »

Nickosss
15 años ago

Hablando de esto, te cuento una anécdota: en la empresa donde trabajo, del rubro lácteo, en la sección donde estoy ahora, hay un delegado del gremio, sindicato, o como lo llamen. Ayer se reunieron porque la empresa despidió a un empleado sin motivo verdadero, las razones que daban tenian pinta de mentiras y como el empleado pidió ayuda al gremio, estos intervinieron, se reunieron empresa y delegados, y por el bien de la gente, los representantes laborales decidieron hacer paro si no removían sus acciones. Se comprobó que las razones que dieron estaban equivocadas a propósito parece, y se pudo… Read more »

nieve
15 años ago

Hola Luis, maravillosa historia. Como los pueblos ganan su libertad, uno debe recobrar la libertad interior. A menudo nacemos libres y nos volvemos siervos, como en la historia del hombre esposado:«Una mañana, al despertar, un hombre se dio cuenta de que sus muñecas estaban esposadas. Salió a la calle aterrado y comenzó a correr. Al pasar junto a una herrería, vio a un fornido herrero trabajando en la fragua. Entró y le suplicó que le liberase de las esposas. Con un golpe certero, el herrero liberó al hombre de las esposas. Agradecido, el hombre se quedó a vivir con el… Read more »

neurotransmisores
15 años ago

Vivimos en una esclavitud dorada.Saludos.

María Jesús Lamora
15 años ago

No sé si se ha enviado mi comentario; creo que ha habido un error, no sé.De cualquier forma, te decía que me muevo en un mundo muy diferente al empresarial.Un abrazo eterno para ti.

Ludwig
15 años ago

Sospecho, Sauvignona que estás descubriendo la «cultura de empresa», con todo su explendor.Hola Nickosss. Me alegro de haberte sorprendido con un artículo. Y tienes razón. Las empresas han de saber estar a la disposición de la sociedad.Hola Miguel. Pues te gustará saber que el próximo artículo tiene que ver contigo.Gracias Naturline por tu comentario.Hablando de piratas, Isabel, quede entre nosotros que en estos momentos estoy dejando este comentario a través de una red en la que me he colado, ya que tengo la línea fuera de servicio.Por eso no he publicado aún esta semana.

Isabel Romana
15 años ago

De toda esta historia, tan ingeniosa como edificante, me quedo con la paradoja: que se llame «piratas» justamente a quienes actúan de modo moralmente más aceptable desde un punto de vista humano. Nuestra sociedad está llena de esas contradicciones y hay quienes manejan el lenguaje siempre, siempre, a su favor. Besos y sonrisas, querido amigo.

naturline
15 años ago

Buena historia e interesante.. Saludos

Miguel Benavent de B.
15 años ago

Buen escrito Luís! El otro día, precisamente hablando con un amigo ya veterano y prestigioso Director de RRHH (¿Recursos Humanos jejeje?)comentabamos algo de todo eso. Hablábamos sobre mi actividad de Life Coaching y no de Coaching de empresa, a pesar de mi ya larga experiencia trabajando como consultor de empresa. Le comentaba que hoy iba contra mis principios formar parte de tal manipulación empresarial apelando a los «resortes internos» de cada empleado. Sorprendido, pero contundentemente, afirmó: «Bienvenido al auto-engaño». Lo que consideré todo un cumplido, viniendo de un profesional que ha necesitado casi medio siglo para darse cuenta de ello.… Read more »

Nickosss
15 años ago

Luis! Como andas? Un gusto nuevamente pasar por acá.Recién acabo de leer historia y comentarios. Me tomé mis días. Jaja. Interesante manera de graficar una realidad urbana con una realidad casi mística. Sí que me sorprendió la afirmación de esa democracia interna. No la sabía.Y en las empresas.. en algunas es asi.. en la mayoría posiblemente. Al menos donde yo estoy no es del todo asi. Pero es algo universal que las empresas quieran tener a los empleados a su disposición, cuando para mí, las empresas deberían estar a disposición de la gente. No queriendo imponer parámetros que nos influyen… Read more »

SAUVIGNONA
15 años ago

mira aqui nios cansamos de hacer cursos en gestion de calidad y toda esa chucha…. los cierto q me parece que por lo menos aqui donde yo trabajo no se puede aplicar nada de lo qu uno aprende…. como puede haber genet tan mediocre????torope????? corta???te dejo muchos besines!!!!!!chao chao….

Ludwig
15 años ago

Muchas gracias, Beatriz.Por cierto, me alegro de que hayas conocido el blog de mi hermano.Quizás está más próximo a tu blog que el mío.

El Rincón del Relax *Beatriz*

Buena historia e interesante..!! Un abrazoo grandeee!

Ludwig
15 años ago

Gracias Aqua por tu comentario.Conste que los libros de autoayuda personal tienen la misma aceptación que los de empresa y en su mayoría consiguen los mismos objetivos que los de empresa.Quizás tengamos que patentar algún sistema de autoayuda por ósmosis.O quizás libros «inyectables».Ola Sil.*. Ya te encontraba a faltar.Quede constancia de una cosa: el cuento está basado en hechos reales. La cultura que tenemos sobre los piratas está basada en la literatura de Stevenson y, salvo la historia del pirata Barbanegra, el pirateo era bastante parecido a lo que describo en mi historia.Es real que los barcos piratas y los… Read more »

SUSANA
15 años ago

Querido Luis: La he pasado de maravillas con Marlow y el Pirata!Eso sí, eché de menos a la inefable Isabelita!Ese ir y venir en el tiempo, debo decirte, me apasiona! (aunque Vos lo sabés, no puedo dejar de decírtelo, caramba, es mi pasión!)¿Cuándo, amigo, cuándo las empresas entenderán estas simples formas? Y si el cambio se produce alguna vez…¿Lo veremos en vida?Te confieso Luis, de todas, todísimas las cosas que veo a diario en el mundo,una de las que más me cuesta entender es la torpeza.Gracias por otro cuento reflexivo!Te abrazo con mi cariño de siempre!

Ro
Ro
15 años ago

Luis, pasé a visitarte. Hace tanto que no lo hacía. Muy buena historia, me viene como anillo al dedo ahora que estoy estudiando empresas y organización. Un abrazo

Sil.*
15 años ago

Luiiiiiisss!! Por aquí otra vez!!Cuando comencé a leer «Marlow y el pirata», te confieso, me pareció un poco extraño. Rapidamente se me vinieron a la memoria «Las Aventuras del Capitán Alatriste» de Pérez-Reverte, pero claro, a medida que avanzaba, tu sello comenzó a distinguirse.Este cuento ha sido una gran metáfora amigo, donde las empresas son barcos que reflejan mundo diferentes y donde aquellos que creemos piratas por su bandera, pueden llegar a ser corsarios o simples navegantes de esta vida empresarial.Tienes lo tuyo Luis y me alegro de conocerlo!!Te dejo muchos cariños!!Sil.*

Aqua
15 años ago

Excelente historia, Luis! Un claro ejemplo de lo que son las empresas. Es difícil que en estos tiempos exista una organización que intente que sus empleados estén contentos con lo que hacen (de verdad, no sólo en el papel)… será por eso que hay tantos libros de autoayuda en ese sentido. Lo malo es que hay quienes creen que simplemente por leer ese tipo de textos las cosas van a salir como dice el libro, supongo que piensan que las ideas las internalizas por ósmosis. No ejecutan ninguna de las cosas sobre las que leyeron y se quedan con el… Read more »