Conversaciones en el hoyo 19: periodismo

El periodismo justifica su propia existencia con los grandes principios Darwinianos de la supervivencia de lo más vulgar. Oscar Wilde.

Después del jaleo provocado por un hombre en el hoyo diecisiete, en el que se había desmayado y hubo que llamar a una ambulancia, nuestros amigos, al acabar de jugar se sentaron en el bar para hacer el aperitivo. Una mujer se les añadió. Dijo ser periodista.
— El hombre que se ha llevado la ambulancia era muy buena persona y nos saludaba siempre—explicó Pascual, riendo.
— Ah. ¿Lo conocíais?.— preguntó la periodista en un tono bastante pedante.
— No. Pero si vas a escribir un artículo sobre lo que ha pasado, siempre puedes poner mis palabras — repuso Pascual—. A los periodistas os encanta convertir en noticia cualquier chorrada.
— No pensaba escribir acerca del incidente—dijo la periodista—. Y no me gusta que critiquéis mi profesión.
— Quizás prefieres convertir en noticia la receta de un cocinero famoso, ó las opiniones de cualquier actor, persona famosa, deportista ó político acerca de cualquier tema del que no tiene ni idea y del que es incapaz de revelar su ignorancia—apuntó Juan, riendo.
— No nos dedicamos a eso—explicó la periodista.


— Pues es lo que descubro cuando leo la prensa—añadió Santiago—. Dos noticias importantes y el resto son recetas, consejos de médicos, economistas, psicólogos, mecánicos…; bodas de gente que no conozco, declaraciones de más gente que no conozco, tonterías dichas por políticos acerca de otras tonterías de otros políticos. Lo que cuentan ciertos presentadores de televisión, las obviedades que dice el rey, los zapatos que se pone su esposa ó el peinado que lleva… En fin. Todo basura. Y además se nota la tendencia política de cualquier periódico, que calla las noticias contrarias a su ideología ó pervierte aquellas noticias buenas que también son contrarias a su ideología.
El camarero trajo las bebidas y los platos con el aperitivo.
— ¿Se sabe quién era esa persona que se ha llevado la ambulancia?—preguntó Inés, indiferente.
— Parece ser un cantante famoso, que ha tenido una bajada de tensión—contestó el camarero—. Creo que lo han llevado al hospital San Eusebio—añadió.
La periodista se puso de pie.
— Siento dejaros pero he de irme—dijo, recogiendo su bolso—. ¡Hasta otra!.
Salió casi corriendo.
Inés dio un billete al camarero, que aún seguía allí.
— Gracias Javier—le dijo.
El camarero regresó a la barra tras una sonrisa.

— ¿Que me estoy perdiendo?—preguntó Santiago, intrigado.
— Nada—contestó Inés riendo a carcajadas.
— Conociendo a Inés como la conozco, algo ha hecho— dijo Juan—. Sospecho que el desmayado no era un cantante y sospecho también que no lo han llevado a ese hospital. Le ha dicho al camarero lo que quería que que contestara a su pregunta sobre aquel hombre.
Inés no paraba de reír. Cuando consiguió calmarse, contestó:
— Has acertado, Juan. Tenía ganas de quitarme de encima a esa pesada, aunque tengo que decir que me han encantado vuestras críticas sobre el periodismo. Se había puesto como una grana cuando os escuchaba.
— ¿Quieres decir que has enviado a esa tía al hospital de San Eusebio, a cincuenta quilómetros de aquí, para seguir una noticia inexistente?—preguntó Pascual, quién miró a Inés y cuando vio que empezaba de nuevo a reír, afirmando con la cabeza, se unió a las risas.
— He de reconocer que admiro a Inés—dijo Santiago riendo—. Tiene unas ideas maravillosas. Realmente la prensa ya no es lo que era. Y esa mujer nos lo ha confirmado al salir corriendo.

Conversaciones en el hoyo 19: prensa

— ¿Qué demonios me importa lo que dice un político?—preguntó Pascual.— Luego vienen todas las reacciones del resto de los políticos del país y de los ignorantes “analistas” a las estupideces que ha dicho ese político. Cada día me cuesta más leer la prensa.
— Tendrías que hacer como yo—repuso Juan.— Leo la prensa una vez al mes. El capitalismo ha convertido a la prensa en una empresa cuyo único fin es ganar dinero. Tienen que llenar las páginas del periódico como sea.
— No sé si te has dado cuenta de que hay incluso noticias del tipo: “soy dietista y nunca tomaría este producto en el desayuno” ó “soy cardiólogo y te recomiendo este producto” —añadió Inés.
—O no digamos que muchos años después de su muerte todavía aparecen noticias sobre Steve Jobs—explicó Santiago—. Vamos. Que no lo dejan descansar en paz. Y podemos añadir las “inspiradas” frases de Elon Musk que se cree que ser millonario le da derecho a opinar sobre cualquier cosa. Y añado a los deportistas, actores y cantantes a quienes no les importa opinar sobre lo que sea con tal de salir en la prensa.


— Me encantaría llegar a ver algún día una rueda de prensa a la que no asistiera nadie—dijo, suspirando Inés—. Con un “personaje” alucinando al ver que sus palabras no le interesan a ningún periodista.
—Me remito a lo dicho antes—dijo Juan—. La prensa y la televisión han de llenar sus espacios con lo que sea, a pesar de que ocurran pocas cosas. Si no tienen más, las inventan ó recurren a crímenes ó a las maravillas de un nuevo producto que se ha lanzado al mercado y que según dicen, ha generado colas en las tiendas. Lo que sea con tal de ganar dinero. Desde luego el periodismo ya no es lo que era. Ahora es una fábrica como cualquier otra que vende su basura. Por eso miro la prensa una vez al mes, ya que ocurren pocas cosas importantes de un día para otro, salvo las estupideces que dicen las personas que esas si, son diarias.


—Y si nos vamos a la televisión es para sorprenderse—añadió Santiago—. Antes un documental te mostraba imágenes y una voz en off te explicaba lo que estabas viendo. Hoy en día en los documentales te aparece una persona que, delante de la cámara y haciendo aspavientos y gestos, se dedica a explicarte lo que estás viendo cuando es evidente que la presencia de ese tío es innecesaria. Y lo mismo ocurre en los telediarios. Aparece un periodista que te explica lo que ha dicho determinado político y cuando acaba te pasan la filmación de ese político diciendo lo que ya te ha explicado el periodista. ¿Para qué lo hacen?. ¿Quizás para demostrarte que el periodista no ha mentido al explicarte las declaraciones del político?. De cualquier forma es redundante.
— Y mencionar a los periódicos digitales cuyos titulares no explican apenas nada para que no tengas más remedio que pinchar para leer la noticia, lo que incrementa los beneficios de la empresa periodística—apuntó Inés.
— ¡Que pena de periodismo!—dijo Santiago—. Cuando miro la prensa que por cierto, da relevancia a los líos de folclóricas, de pseudo duques, presentadores de televisión, cantantes, actores, deportistas, concursantes de televisión y no se olvidan de esa grupo de tarados que componen la familia real. Me salto esas noticias porqué esa gente me importa un bledo. Y lo que queda son dos titulares.